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jueves, 9 de junio de 2011

Un Grillo

Paso la mano por el muro gris mientras esquivo una furgoneta que reparte mozzarella. Sorpendida me mira una Madonna rodeada de exvotos, encajonada en su hornacina, como un cuerpo extraño de color entre los grandes bloques.
Eneas camina despacio, mirando siempre hacia arriba. A la izquierda, entre los ladrillos que resisten al paso del tiempo, asomándose entre el foro de Augusto y el de Trajano, el edificio que ha vuelto a ser de la Orden de Malta. El tiempo ha dejado la construcción en los huesos, fósiles enormes engalanados de historia, reutilizados mil veces dejándose la piel convertida en piedra.
Un arco y la calle se empina en una gran cuesta flanqueada por una torre. A la derecha, como si fuera una pequeña terraza en la base de la torre, se abre un pequeño espacio ante el portón del palazzo del Grillo.
Escogió bien el sitio, este Marqués, en el decorado justo detrás de la gran escena de los foros.
-¿Dónde te habías metido? Llevo una media hora dando vueltas por Monti.
-Pues yo acabo de llegar.
-¿No habíamos quedado a las doce y media junto a la Torre dei Conti? ¿La ves? Es aquella otra, grande, grande al inicio de via Cavour.
Eneas miraba sorprendido hacia atrás sin saber cómo había hecho para no darse cuenta de aquella otra torre más ancha y aislada.
-Esta es la torre del Grillo... y era marqués, ¡y qué marqués!
-Lo siento, iba caminando siguiendo con la mirada el muro y he visto esta torre. Ni me imaginaba que a la izquierda quedaba otra torre.
-Venga, vamos, que tengo hambre.
-Yo también. ¿Qué sabes tú del Marqués del Grillo?
-¿No has visto la película de Alberto Sordi?
-No.
-Pues esta noche la vemos juntos. Es una buena forma para conocer Roma y mañana vemos Gente di Roma de Scola. Mucho libro... pero Roma es mucho más. Al menos estas dos las tienes que ver.
-Vale, pero no me has dicho quien es este Marqués.
-Yo creo que es un buen ejemplo de lo que somos.
Era un tipo en el que la risa iba siempre mezclada. Risa y burla. Por eso no todos ríen. Hay siempre alguien que llora. A veces, la risa iba acompañada de crueldad y cinismo, a veces era como una amarga medicina, otras se mostraba orgullosa. A veces parecía decir querer demostras que nada puede cambiar. Era un tipo astuto e irreverente, que juega con las formas, acostumbrado a decir su parte en el teatro del mundo, pero siempre pudiendo contemplar el gran escenario desde lo alto de su torre, una torre construida sobre miles de años de historia. Impune como un bufón que está siempre al límite de la denuncia, disfrazado siempre con su risa. Misántropo y libertino cuando puede con la doble vida de quien se adapta a las formas sabiéndose superior a ellas. Uno que incluso juega con la vida y la muerte pero hace los cuernos supersticiosamente por si acaso.
Lo mejor es que veas la película conmigo esta noche. Es un marqués legendario al que se le atribuyen mil historias... y en todas ellas cualquier romano se siente tanto en la parte del que ríe como del que llora.